Con la reciente publicación del marco regulatorio para terapias médicas avanzadas (TMA), a través de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (AVINSA) -la agencia reguladora nacional vinculada al Ministerio de Salud- Brasil está liderando el camino en la región para establecer un reglamento para este tipo de terapias.
El nuevo reglamento busca, entre otros objetivos, fomentar el desarrollo clínico y, por lo tanto, acelerar la aprobación de las terapias génicas y celulares en el mercado. Esto, además, podría evitar el uso de tratamientos no probados en el país.
Previo al establecimiento de este marco, la Constitución Federal de Brasil (1988) establecía que la donación de partes del cuerpo humano (sangre, tejidos, células y órganos) debía ser voluntaria y sin fines comerciales. Sobre la base de esta premisa constitucional, existen leyes que definen la política nacional de trasplantes y las directrices de buenas prácticas de ANVISA para terapias celulares convencionales, por ejemplo, los trasplantes de células progenitoras hematopoyéticas.
En la nueva regulación, el estándar técnico de ANVISA define las Buenas Prácticas Celulares para dos tipos de productos:
- Terapias convencionales: definidas como productos mínimamente manipulados para uso biológico homólogo, es decir el tejido de origen y de aplicación es el mismo; producto que también requerirá una aprobación adicional de los procedimientos clínicos de los Consejos Profesionales y el Ministerio de Salud.
- Terapias avanzadas, definidas como producto sustancialmente manipulado o producto mínimamente manipulado con aplicación no homóloga, es decir, cuando el tejido de origen es diferente del tejido donde se aplica. La terapia celular avanzada, la terapia génica y la ingeniería de tejidos deben demostrar calidad, seguridad y eficacia antes de obtener la autorización de mercado condicional, luego del registro y aprobación por parte de ANVISA.
João Silva, gerente de la Oficina de Sangre, Tejidos, Células y Órganos de ANVISA, afirma que esto significa que se distinguen dos categorías distintas para los medicamentos de terapia médica avanzada “De hecho, estos productos se clasificaron en dos tipos según el riesgo: Clase I (manipulación mínima, para uso no homólogo o función biológica diferente) y Clase II (manipulación sustancial – ingeniería de tejidos, terapia génica, producción celular/laboratorio)”.
Para los productos de Clase I, el proceso documental se simplifica, y el inicio del ensayo clínico se concede después de la presentación de los documentos a la Agencia bajo supervisión; mientras que para los productos de Clase II, los ensayos clínicos sólo pueden iniciarse después de la aprobación de ANVISA.
El proceso se inició con un diálogo directo y transparente entre ANVISA y el sector regulatorio. A ello se sumó la creación de un Comité Técnico formado por expertos ligados a las universidades brasileñas, bajo la coordinación de la Agencia.
Por otra parte, los requisitos técnicos definidos por ANVISA son congruentes con los definidos por Europa, EEUU y Japón. Las agencias de estos países han adquirido una gran cantidad de experiencia en el tema a través de un número importante de solicitudes recibidas. El modelo regulatorio brasileño, por su parte, es diferente debido al entorno de investigación de dicho país, dado que existen modelos de políticas de salud pública que se interrelacionan con los planes de salud privados. Asimismo, hay fondos públicos y privados para los centros de investigación y las empresas de biotecnología que deben interactuar en una realidad diferente a la de otros países.
João Silva señala que “para los productos de terapia médica avanzada, se utiliza un modelo regulatorio que proporciona una evaluación previa a la comercialización con la posibilidad de una autorización condicional, mientras nos enfocamos en la evaluación de monitoreo basada en el riesgo”. El modelo está bien desarrollado para los bancos de sangre, tejidos y células convencionales en Brasil y pareciera ser útil con algunas correcciones para adaptarlo a terapias médicas avanzadas, específicamente para revisiones de calidad, seguridad y calidad de ensayos clínicos y autorización de comercialización. Además, el enfoque de monitorear todo el ciclo de vida del producto desde la etapa de desarrollo hasta su uso clínico por parte de los pacientes es fundamental. Otro punto que merece atención en el modelo brasileño fue la definición de productos de terapia médica avanzada como una nueva clase de producto terapéutico que no sea clasificado como producto farmacéutico medicina y productos de salud, por ejemplo. Esta propuesta da oportunidad para el desarrollo de nueva normativa sanitaria.
Respecto al tiempo promedio de revisión para una aplicación específica, Silva afirma que dependerá del producto y de la fase de desarrollo. “Por ejemplo, el tiempo máximo de revisión de un producto de terapia génica altamente complejo (Clase II) se estableció en 180 días desde la presentación hasta la primera decisión. Los productos de terapia avanzada de menor complejidad, como los productos de Clase I, pueden iniciar la investigación inmediatamente después de la presentación de la documentación a la Agencia, mientras que el plazo de revisión se reduce a 30 días antes de la emisión de la autorización de exportación e importación, si es necesario”.
¿Qué pasa en Chile?
En discusión directa con ANVISA a través de su cargo como vicepresidente regional de la Sociedad Internacional de Terapia Celular (ISCT), Maroun Khoury, director científico de Cells for Cells y Consorcio Regenero, espera que “estas iniciativas promuevan la investigación y el desarrollo de terapias avanzadas en Brasil y sirvan de modelo para el resto de los países de la región”. A su juicio, es importante que dicho marco regulatorio sirva como una barrera para el mal uso de la terapia celular al tiempo que fomente avances científicos y clínicos legítimos en la región. “La intención final de tal iniciativa, entre otras, es mover el campo de las células madre de una tendencia pseudo-médica y de marketing a medicina basada en evidencia clínica”, indica.
Si bien Brasil lidera el tema en la región, en nuestro país Cells for Cells y Consorcio Regenero han estado alentando la creación de normativa con los organismos reguladores de manera de continuar avanzando en el campo de la medicina regenerativa en el país y ser un referente para otros países de Sudamérica.
ANVISA entendió el riesgo de tener un mercado no regulado para las nuevas tecnologías de salud, como lo son los Productos de Terapia Médica Avanzada (TMA), ya que tenían requisitos regulatorios factibles que mezclan su contexto regional y local con los pilares convencionales de calidad, seguridad y eficacia. “El marco regulatorio propuesto por la agencia sanitaria brasileña refleja los esfuerzos convergentes entre Regulador, Industria e Innovación, reconociendo la complejidad y la naturaleza de las TMAs al clasificarlas como nuevos productos de terapia, diferentes a los fármacos, como ya ocurre tanto en la FDA como en la EMA”, afirma Valentina López Encargada de Calidad de Cells for Cells. Para la especialista en calidad, “la Autoridad Sanitaria de Chile debería tomar como ejemplo los métodos aplicados por ANVISA para establecer este nuevo marco regulatorio y poner urgencia en la regulación del mercado nacional”.
El marco técnico que regula los ensayos clínicos con productos de terapias de investigación avanzadas en Brasil se acaba de publicar y los detalles están disponibles en el sitio web de ANVISA