Tras largos años de tramitación la llamada Ley de Fármacos II está en su recta final en el Congreso. Todo el proceso no ha estado exento de polémicas, una de ellas vinculada a la inclusión de aspectos que van más allá de los medicamentos.
Uno de ellos muy relevante es el de las terapias médicas avanzadas (celular, génica e ingeniería de tejidos) que abren nuevas posibilidades de tratamiento para enfermedades.
Ciertamente no ayuda el intento de regular en Chile el desarrollo de estos tratamientos en un entorno diseñado principalmente para productos farmacéuticos, ya que existen diferencias importantes. Es necesario que se defina claramente el concepto “producto terapéutico”, ya que ni siquiera está incorporado en el Código Sanitario, sus reglamentos asociados, así como tampoco en otra ley.
Lo cierto es que hoy no existe en Chile un cuerpo legal que norme este tipo de terapias, lo que por una parte conlleva crecimiento de clínicas no reguladas que venden tratamientos riesgosos, costosos, no probados y no comprobados a los pacientes.
Por ello que es imperioso el contar en el país con una ley específica -como las que existen en naciones de Europa y Asia- para esta industria que, además de normar su funcionamiento, permita impulsar su investigación clínica y fiscalizar su comercialización. Pionero en la región es Brasil, que actualmente tiene en consulta pública una normativa específica que promoverá el desarrollo de este tipo de productos terapéuticos.
En ese sentido, creemos va en la línea correcta el proyecto de ley que modifica el Código Sanitario -presentado en mayo de 2017- pues establece las reglas del juego para fomentar la investigación científica en materia de células madre y terapia celular y que actualmente se encuentra en primer trámite constitucional en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados.
Además, hace más de un año el Instituto de Salud Pública de Chile (ISP) anunció que estaba preparando una propuesta normativa para el Ministerio de Salud que regulará terapias avanzadas como terapia celular e implantes de tejidos. Sin embargo, a la fecha aún no hay novedades sobre los avances de este proceso que apuntaría a garantizar estándares de calidad, eficacia y seguridad.
Es fundamental que desde el Estado se impulse una política que favorezca las terapias médicas avanzadas, que garantice la eficacia de los procesos, la seguridad de los tratamientos y el acceso de los pacientes a ellos. A la vez, es clave que se acelere la aplicación clínica y venta de los productos asociados, con transparencia e información constante y veraz de los datos clínicos sobre la eficacia de las terapias celulares respectivas.
Ver publicación en el Diario Financiero: https://www.df.cl/noticias/opinion/cartas/terapias-avanzadas-y-ley-de-farmacos-ii/2020-01-14/161746.html